Te dicen que diciembre es el mes de las luces, la alegría y la familia. Pero para ti, diciembre solo significa el recuerdo doloroso de lo que falta o de quien ya no está. Y sí, es infinitamente más difícil de lo que parece.
Las fiestas te empujan de nuevo al vacío que la adicción llenaba y tienes que luchar contra eso, pero no estás solo, ni eres débil por sentirlo. Hoy no vamos a pedirte que te alegres, sino que te daremos permiso para sentir, y la solución para no caer.
Nos venden el último mes del año como un mes mágico y la realidad es que para ti, diciembre es un mes donde todas tus heridas se ponen bajo un foco. Si estás luchando con una adicción, sabes que la nostalgia y el vacío emocional son los detonantes más peligrosos.
El problema es que la sociedad nos dice que tenemos que estar bien. Y ese «tengo que» es el que nos lleva de vuelta al piloto automático de la adicción para no sentir. Pero hoy, vamos a dejar de fingir.
El cuerpo no olvida:
La adicción es a menudo una solución para un problema de conexión. Cuando las personas con las que conectábamos ya no están (por duelo, distancia, o porque cortamos la relación tóxica), tu cuerpo lo registra como una amenaza.
Las reuniones, la música navideña, los olores, todos son desencadenantes que tu cerebro asocia con el pasado. No es culpa tuya; es tu sistema nervioso el que está pidiendo la forma de confort más fácil que conoce. Y es normal que la recuerdes.
Una silla vacía en la cena, el silencio en el teléfono, la ausencia de la sustancia… todo eso genera un ruido interno. Y la adicción es, simplemente, la forma más rápida que conociste para silenciarlo. Tu cuerpo te pide confort.
Acéptalo, el duelo no es lineal. Si crees que deberías estar en la «fase de aceptación» de tu duelo o de tu proceso… te han mentido. El duelo, como tu proceso de recuperación, es un caos. Un día estás bien, el siguiente lloras por una canción. Y eso no significa que estés retrocediendo.
Tu tarea es simple: No juzgues la intensidad de tu sentir. Acepta que diciembre es un pico emocional, y que sentir la tristeza es la manera de que no te consuma.
Tu silla no está vacía, está esperando algo nuevo:
El objetivo no es llenar el vacío con más ruido, sino transformarlo en espacio para sentir paz. Usa estas herramientas prácticas y que no te suponen apenas esfuerzo:
Tu mayor fuerza en diciembre es tu honestidad. Elegir sentir el dolor es el acto de valor más grande. Tu herida te dio la capacidad de sentir profundamente; no la uses para castigarte, úsala para vivir.
¡Sigue adelante! Y recuerda que no estás solo.
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